El día a día de una cabeza abstracta

domingo, 28 de octubre de 2007

Culpa


Observando el paso del tiempo, apoyada en la pared intentaba no desplomarse. Mirar hacia delante era la meta de todos, pero ¿a dónde tenía que mirar?


Todo un círculo de miseria y muerte, hedor y desesperación. Y a lo lejos el lujo y lo inalcanzable, para algunos. Para ella la vanidad y lo inexplicable.


No podía mirar hacia delante, no existía. Lo que buscaba estaba en su mente, sólo era un sueño. Sólo era realidad cuando al cerrar sus ojos estropeados por años de miseria veía un mundo redondo, no troceado.


Conocía bien de cerca la palabra crueldad, la desesperación, el llanto desgarrado de miles de niños esperando algún "milagro".


Pero lo más triste de todo era y sigue siendo cada vez más el otro lado. El egoísta y maltratador, el que no mira más allá de sus propios intereses, de su propia mierda elitista. Porque algún día tendremos que estar al otro lado y nos daremos cuenta de nuestros errores, innumerables e imperdonables.


Ya está muerta.

Pero nosotros no.