El día a día de una cabeza abstracta

viernes, 27 de julio de 2007

Llanto de lluvia.


Día tras día, una monotonía aplastante. Huelo aburrimiento, falta de sentimientos.

Pero ayer mientras escuchaba mi lágrima caer la humedad me empapó de calor.

Calor de recuerdos sexuados. De caricias interminables y casi transparentes.


Y sequé mi lágrima y me asomé a tu ventana. El eco de las gotas regaba mi sangre que golpeaba mis sentidos sin piedad alguna. Mientras que ya, casi sin fuerzas, deseando que la monotonía jamás regresara, abrí la ventana y estiré mi mano.

Y me besaste una vez más los dedos.


Desplomada en aquella vieja mecedora de mimbre permití a la lluvia entrar.

Y me besaste los labios.


Y me cubriste con tu manto de deseos.

Siempre mirándote desde abajo.

viernes, 20 de julio de 2007

Bailando la venganza.

Me dejaste caer de lado, no de pie, y hundirme. Hundirme en lo más profundo, en lo más oscuro: en el temor. Bailé tus pasos, tu música. Bailé contigo y aunque la cabeza giré, siempre te estuve mirando.



Pero tus brazos se fueron. Se fundieron con la nada y soplé. Y esperé. Pero la nada no regresa. Porque ya se fue el baile. Ya se fue el aire y las ganas de abrazarte. Ahora solo me abrazo y sigo soplando para que el viento no te traiga.


Quiero quedarme quieta: ni tumbada ni sentada, solo relajada con mis tacones nuevos. Quedan muchos bailes todavía, ¿no crees?


Y desde la profundidad de lo insignificante y mundano te veo. Te sigo escuchando. ¿Por qué no callas? ¿Por qué no cesa el aire maldito?


Rojo sangre, no pasión. Solo odio y rencor desde el intento de olvidarte una vez más. Todos son recuerdos. Recuerdos de la nada, absurdo... ni si quiera puedo acordarme. ¿Quiero? Solo quiero acordarme de recordar que quiero olvidarte. Y aplazar la vida, darle al pause y seguir mañana sin sentimientos. Mirarte fríamente con la mirada congelada y sin pestañear jamás. Convertirte en piedra sin poder articular palabra alguna, sin poder vivir en paz jamás, huyendo el resto de tus días del fuego abrasador de mi alma.



No te quedan más bailes querido. No te quedan oportunidades.





Tiembla y huye.



Y llora.

jueves, 19 de julio de 2007

Apreciando la ternura

Hablar por hablar, sin escuchar lo que dices, sin mirarte al espejo, sin pensar en los demás... el que dirán... ¿qué es eso? No lo sé.
Pero lo que sí se es echarme a reír hasta que me duele el cuerpo, bailar las canciones veraniegas dando saltos empapada de sudor y locura, hacer guerras de agua, beber hasta que no puedo andar en línea recta, gritar hasta quedarme afónica, pasar noches sin dormir tumbada en la playa contando las estrellas...
¿Soy una payasa? hummmmm..... SÍ!! y estoy orgullosa por ser feliz, por tener mi vida como la tengo. Y, ¿cómo no poder serlo después de verles a ellos? Si ellos son felices y se ríen conmigo...no tengo derecho ninguno a estar cansada, a llorar, a pasar de la vida.
A todos estos niños y abueletes deficientes que te dan más cariño del que nos podemos imaginar,
Gracias por conseguir que aprecie mi vida.