Hablar por hablar, sin escuchar lo que dices, sin mirarte al espejo, sin pensar en los demás... el que dirán... ¿qué es eso? No lo sé.
Pero lo que sí se es echarme a reír hasta que me duele el cuerpo, bailar las canciones veraniegas dando saltos empapada de sudor y locura, hacer guerras de agua, beber hasta que no puedo andar en línea recta, gritar hasta quedarme afónica, pasar noches sin dormir tumbada en la playa contando las estrellas...
¿Soy una payasa? hummmmm..... SÍ!! y estoy orgullosa por ser feliz, por tener mi vida como la tengo. Y, ¿cómo no poder serlo después de verles a ellos? Si ellos son felices y se ríen conmigo...no tengo derecho ninguno a estar cansada, a llorar, a pasar de la vida.
A todos estos niños y abueletes deficientes que te dan más cariño del que nos podemos imaginar,
Gracias por conseguir que aprecie mi vida.