Vestida de negro

Fin de la actuación. Aplausos histéricos y gritos desagradables te ensordecen. Tú empapada de sudor regresas al camerino, tu guarida. Noche tras noche te enciendes el cigarrillo que te hará volver a respirar. Y te consume.

Ya no puedes sonreir más. Te has maquillado demasiado... no eres tú. Ni siquiera sé si existo, si quiero existir. Tal vez no me dejan existir. Tal vez no quieren.

Moldear es muy sencillo, y que te moldeen más; pero ¿ y si quieres pestañear? ¿ y si quieres mover tus ojos? ¿Te romperás en pedazos? Gritarán y no escucharán tus palabras, no quieren entenderte; no quieren entendernos. No son humanos, son sólo máquinas siendo su deseo el realizar una copia de una copia de una copia... No te ven ni te oyen, sólo te moldean, te preparan para la vida real...yo no quiero esa vida, quiero poder moverme y hablarte. Sincerarme en cada palabra. Derrumbarme en cada suspiro y elevarme en cada sonrisa...

Pero no puedo, no me dejas. Cortándome las alas miras hacia abajo disfrutando de mi caída, deseando que me someta, que no piense ni actúe. Que sea un despojo humano más... que el aburrimiento y agotamiento consuman mi cuerpo y alma quedando sólo unos huesos que luchan por continuar juntos como hermanos que se quieren. Adentrándome en la oscuridad que hoy nos cierne me quedo quieta, no busco ni encuentro. Sólo silencio interrumpido por unos latidos. Terror histérico y profundo que no se puede lanzar con un grito, no se puede expresar, ni siquiera si se podrá sentir... Sin sentido... Sin luz ni pestañeo.

Y tu sonriendo de lejos.

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